Reseña de la biopic de Whitney Houston: “I Wanna Dance with Somebody”

I Wanna Dance With Somebody (Quiero Bailar Con Alguien: La Historia de Whitney Houston) es el título que recibe la película biográfica (biopic) más reciente de Whitney Houston, con el guion de Anthony McCarten bajo la dirección de Kasi Lemmons. McCarten trae a sus espaldas el gran éxito que fue Bohemian Rhapsody, por lo que las expectativas de una biopic musical traída de sus manos es considerablemente alta. A pesar de esto, la crítica ha sido un poco dura con esta película, generando la siguiente duda: ¿Realmente vale la pena verla?

Quiero Bailar con Alguien: La Historia de Whitney Houston

Antes de volcarnos en los aspectos controversiales del film, hablemos un poco de sus puntos fuertes. Hay dos actuaciones verdaderamente notables, Naomi Ackie logra reflejar la esencia y emociones de Whitney perfectamente, pero Stanley Tucci como Clive Davis (productor y mentor de Whitney) es quien brilla más fuertemente en ciertos momentos que nos permiten entender el impacto de Houston como artista. Tristemente, aunque las demás actuaciones no son malas, pueden llegar a sentirse sosas y poco memorables, esto se nota especialmente en papeles como el de Bobby Brown, interpretado por Ashton Sanders.

Repertorio de canciones

El setlist de canciones elegidas para contar la historia de Whitney es precioso. El como acompañan y son la viva esencia de cada uno de los momentos más importantes en la vida de la artista nos deja muy en claro que la película es como una carta de amor escrita por un fan. Estas canciones, sumadas a la actuación de Ackie, logran hacer de cada momento (incluso aquellos más obscuros) algo inspirador y conmovedor para el público.

El gran problema de esta biopic es que el acierto antes mencionado es también la mayor fortaleza, por no decir la única fortaleza, del guion. Los sucesos son contados de una forma más bien apresurada y plana, como si se estuviese apreciando una dramatización de un artículo biográfico genérico de Whitney Houston. Si bien este aspecto hace de la historia algo funcional y verídico, también la hace algo terriblemente esperable y olvidable, cayendo en la típica fórmula de una película biográfica.

Lo más rescatable del guion es el mensaje general. Desde el primer momento se nos presenta a Whitney como una chica indecisa entre la irreverencia y la sumisión al lidiar contra la presión de actuar como otros quieren que actúe. Dicha presión resulta en el descenso en picada de su carrera, así como en el trágico final de su vida.

El título es todo un éxito en este sentido, la escena en la que la cantante habla del significado de I Wanna Dance with Somebody refleja perfectamente el deseo que siempre tuvo por ser ella misma. Ya sea desde cantar a su propio estilo sin importar lo que opinase su familia, su productor, o inclusive sus propios fanáticos; hasta tener en su vida a las personas que ama, como Bobby Brown o Robyn Crawford, lidiando siempre con la opinión pública.

En fin, si bien la película no aporta novedad con respecto al género, no se puede descartar y tachar directamente como un fiasco. Tal y como se mencionó antes, es una hermosa carta de amor a Whitney Houston, que seguramente cualquier fanático podrá disfrutar. Si te encuentras en alguno de los dos posibles extremos, amar a la cantante hasta el punto de conocer sus temas de memoria o no saber absolutamente nada de ella, es muy probable que disfrutes de esta travesía musical.

Galería de imágenes de la proyección de prensa de I Wanna Dance with Somebody