Reseña de “Clifford: El Gran Perro Rojo” de Paramount Pictures

“Clifford: El Gran Perro Rojo” se basó en los cuentos para niños creados por Norman Bridwell en el año 1962, obra que se convirtió en un éxito para la época. Sin embargo, no fue sino hasta el año 2003, que por primera vez en las pantallas de la televisión, logró dejar una huella en gran parte de la Generación Z. A continuación, mis impresiones de la nueva película de Clifford (advertencia de spoilers).

Para el año 2014 se anunció que se llevaría a cabo la producción de una película basada en la serie animada y de libros, pero la misma se aplazó, hasta que confirmaron su fecha de estreno para el presente año.

La trama se basa sobre un gran perro rojo que es adoptado por Emily, una niña que se encarga de darle amor todos los días mientras este crece y crece, convirtiéndose en su mejor amiga y compañera de aventuras.

Muchos pensarían que la película probablemente sería aburrida, sin gracia y con poca creatividad, motivado a que es difícil imaginar cómo lograrían revivir el éxito de la serie infantil por medio de un live action. Además, el tráiler oficial es muy poco llamativo y deja mucho que desear si realizas una comparativa, no obstante, lograron llevar a cabo una producción cinematográfica que terminó siendo mejor de lo que se esperaba.

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Al inicio el avance de la historia es lento y monótono, conoces a los personajes que en este caso son Emily (Darby Camp), su tío Casey (Jack Whitehall), su mamá Maggie (Sienna Guillory) y su nuevo amigo Owen (Izaac Wang). A medida que va avanzando la historia, la pequeña niña sufre por ser diferente a las personas de su entorno, hasta que un día conoce a Mr. Bridwell (un personaje creado en honor al autor de los libros, interpretado por John Cleese), el cual le presenta a Emily el pequeño Clifford, diciéndole que el animal crecerá tan grande como sea el amor que ella le dé. A pesar de que su tío rechazó la propuesta de adopción, el tierno perrito aparece en la mochila de Emily y ella decide cuidarlo en secreto.

Sin embargo, le dio tanto amor, que Clifford se volvió extremadamente grande, siendo difícil de ocultar. Justo allí comienza una trama llena de aventuras y reflexiones. Luego del crecimiento del perro, la trama se vuelve ágil y divertida, con buenas escenas llenas de un humor físico bastante entretenido.

El gran perro rojo generó cierto pánico por su tamaño, pero consiguió con su ternura e inocencia ganar la simpatía de muchas personas, demostrándoles que a pesar de ser intimidante no había más que amor en él, siendo un cachorro normal en un cuerpo diferente.

Observamos claramente el amor entre los humanos y sus mascotas, y cómo por el mismo podemos tomar las decisiones más difíciles por el bien de aquellos que nos importan. Clifford destaca los valores del amor, respeto y solidaridad, al igual que nos enseña que no importa como nos veamos sino lo que hay dentro de nosotros.

Esta es una película que si bien no considero sea para la pantalla grande, es bastante fresca y divertida como para verla una tarde en compañía de familia y/o amigos.