Reseña de SCREAM: La película “recuela” que reaviva el espíritu de la saga
Debo confesarles que desde el éxito de la primera entrega de SCREAM en 1996 dirigida por Wes Craven, no había visto alguna entrega de esta saga que le hiciera justicia al espíritu de la primera historia que marcó un antes y un después en el género slasher, ocupando un lugar en los thrillers de terror satíricos que actualmente le encantan a muchos fanáticos. La quinta entrega de SCREAM logra retomar la magia envolvente de la trama de misterio que ha caracterizado a la saga sin dejar caer la emoción en cada escena. A continuación, mis impresiones de esta película (advertencia de spoilers).
Los directores Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett pueden sentirse satisfechos de haber creado una quinta entrega de la que el mismo Wes Craven estaría orgulloso. Sin embargo, mucho de lo que logran tiene que ver con el hecho que la película es considerada a sí misma como una “recuela”: un remake que en realidad es considerada como secuela por dar continuidad a la historia.
Las “recuelas” son un truco muy común de traer nuevas películas de franquicias exitosas, así como por ejemplo lo vimos en la nueva trilogía de Star Wars, en la que el episodio VII es básicamente una recreación del episodio IV.
SCREAM de 2022 es prácticamente una copia al carbón de lo que fue la primera película de 1996, en cuanto a la trama comparte no sólo el mismo comienzo, también los mismos argumentos, el mismo desarrollo y el mismo final. La diferencia es que los personajes nuevos se relacionan en la historia con la trinidad de los protagonistas que han sobrevivido a Ghostface, Sidney Prescott (Neve Campbell), Gale Weathers-Riley (Courteney Cox) y Dewey Riley (David Arquette).
Visto de esa forma podría sonar como una película muy aburrida para la audiencia, pero asombrosamente resulta en todo lo contrario, ya que la cinta no se toma en serio a sí misma y precisamente juega con estas coincidencias de la trama y con el mismo hecho de ser considerada una “recuela”.
De alguna forma, logran hacernos creer que darán un giro inesperado y al final Ghostface vuelve a ser el interés amoroso de la protagonista Sam Carpenter (Melissa Barrera), hija del Ghosface original Billy Loomis (Skeet Ulrich). Incluso, vuelven a ser dos autores de los asesinatos.
Así que básicamente, vemos a Richie Kirsch (Jack Quaid) convertirse en el Billy Loomis de esta entrega, tal cual como lo había predicho el mismo Dewey apenas lo conoció, aúnque no haya sobrevivido para sentirse orgulloso de su instinto. Y mágicamente, esto le sienta muy bien a la película porque le da la oportunidad de retomar sus orígenes, pero al mismo tiempo crear nuevos personajes para próximas entregas.
Ahora Sam básicamente podría tomar la batuta de la saga como la nueva Sidney de la historia, pero con un aspecto que podría transformar completamente las futuras historias: ella es la hija de Billy Loomis. Esto podría convertirla en una especie de vigilante o asesina en serie con un cierto código moral, como hemos visto en otros personajes de otras historias en series como “Dexter” de Showtime o “You” de Netflix.
En conclusión, si son fanáticos de SCREAM, no pueden dejar de ver esta nueva entrega ya que la van a disfrutar muchísimo y les hará experimentar las mismas emociones que extrañaban desde la original. Y si son parte de la audiencia que no está familiarizada con la saga, pues al ser una película estilo “recuela” sirve perfectamente como introducción al mundo de las historias de Ghostface.
Yo sugeriría si acaso a los que quieran disfrutar por completo de la película, que primero vean la versión original de 1996 y luego vayan al cine a ver la nueva entrega de SCREAM. No hace falta que se vean las otras tres película que sucedieron en medio, porque realmente son completamente olvidables y no tienen mucho que aportar a la saga.