Reseña de “TRON: Ares”: Una sinfonía digital que vibra con fuerza propia

TRON: Ares llega con la difícil tarea de revivir una saga que siempre ha dividido al público, pero esta vez lo hace con un espectáculo visual y sonoro que, pese a las críticas, logra brillar con luz propia. Dirigida por Joachim Rønning y protagonizada por Jared Leto, la cinta expande el universo de TRON con una propuesta más intensa, más estilizada y, sobre todo, más inmersiva.

Desde los primeros minutos, la película te sumerge en una experiencia sensorial poderosa. El diseño de sonido es, sin exagerar, lo mejor que ha tenido esta franquicia en toda su historia. Cada zumbido, cada golpe de luz y cada vibración electrónica están milimétricamente sincronizados para que el espectador no solo vea la acción, sino que la sienta. La banda sonora, a cargo de Trent Reznor y Atticus Ross, eleva el conjunto a otro nivel: es oscura, envolvente, y a la vez emocionalmente magnética. Los sintetizadores rugen, los graves retumban, y las notas digitales se entrelazan con los efectos visuales en una armonía que electriza cada escena.

Las secuencias de acción son otro de los grandes aciertos. En especial, la persecución en motos de TRON por la ciudad es una auténtica joya del cine de ciencia ficción moderno: veloz, brillante, y perfectamente coreografiada. Es el tipo de escena que justifica ver la película en pantalla grande, con el sonido a todo volumen y la vista perdida entre luces de neón y estelas digitales.

En cuanto a la historia, Ares sigue la línea de sus predecesoras: una trama que mezcla la dualidad entre humanos y programas con dilemas sobre la inteligencia artificial y la creación de vida digital. No profundiza demasiado en el desarrollo de los personajes, lo que deja a Jared Leto y al resto del elenco con poco espacio para explorar emociones complejas. Sin embargo, la película nunca pretende ser un drama profundo, sino un espectáculo visual y auditivo que honra el espíritu del universo TRON.

En conclusión, TRON: Ares puede que no sea una revolución narrativa, pero es una celebración audiovisual de lo que esta saga siempre ha representado: la fusión entre tecnología, música y arte. Es una película que se disfruta con los sentidos antes que con la razón, un viaje que te envuelve con su energía y su estilo inconfundible. Y en un mundo donde tantas secuelas se sienten vacías, esta al menos late con electricidad pura.