Reseña de “Pantera Negra: Wakanda por Siempre”: Namor, el mejor villano de la fase 4 de Marvel
Wakanda Forever funciona como un hermoso tributo a la prematura despedida de Chadwick Boseman en 2020 a causa del cáncer. Pero el director Ryan Coogler no se conformó con sólo un homenaje, la historia en sí es una travesía a través de la superación de la sensación de pérdida, un camino que puede ser superado sólo enfrentando el dolor, aceptando que no hay venganza que pueda recompensar ninguna perdida sufrida. A continuación, mis impresiones de la secuela de Black Panther (advertencia de spoilers).
Shuri se convierte en Pantera Negra
Desde los avances ya Marvel Studios nos había mostrado imágenes de una Pantera Negra femenina cuyas marcas en la máscara nos señalaban directamente a Shuri, la hermana de T’Challa. No podemos decir que Shuri lo hace mal como la nueva Pantera Negra, pero sí que emotivamente dista mucho de ser la Shuri que conocimos en la primera entrega. Ya su personalidad no es tan divertida y apasionada, sino más bien resentida y amargada por la muerte de su hermano a causa de una enfermedad que no llegan a revelar en la película.
El regreso de Killmonger
Las motivaciones de Shuri para convertirse en Pantera Negra no son más que la búsqueda de venganza por la pena del luto de su hermano aunado al intenso dolor por el asesinato de su madre, la reina de Wakanda, a manos de Namor. Es por ello que en la transformación de Shuri, luego de beber el té de la hierba de corazón (que ella misma pudo imprimir biológicamente en su laboratorio), la lleva al encuentro de Killmonger (Michael B. Jordan) en el plano espiritual. La personalidad de Killmonger congeniaba perfectamente con las motivaciones de venganza de Shuri.
Muchos esperábamos el regreso de Killmonger en esta película, y a final de cuentas, al menos lo tuvimos con un breve cameo. Lo que nos quedó claro del todo, es que Killmonger sí está muerto desde su enfrentamiento con T’Challa.
Namor: El mejor villano de la fase 4
Finalmente, el Universo Cinematográfico de Marvel (UCM) nos presenta un villano digno y memorable en esta fase 4. Namor es interpretado espléndidamente por el actor mexicano Tenoch Huerta, su trabajo como villano es tan convincente que nadie extraña el verdadero origen atlante de Namor en los cómics.
La audiencia abraza la presentación del reino de Talokan y las motivaciones de Namor para revelarse contra el mundo y Wakanda de una manera muy orgánica.
Namor demuestra ser un villano temerario, muy poderoso e intimidante. Por lejos, Namor termina siendo el mejor acierto de esta secuela de Pantera Negra.
Ya Marvel Studios había revelado que Namor en tierra puede ser tan poderoso como Thor y cerca del océano puede ser tan fuerte como el mismo Hulk. Asímismo lo pudimos corroborar en la cinta.
Esperamos ver más de Namor en la fase 5 del UCM. Por el resultado de su batalla final contra Shuri como la nueva Pantera Negra, en la que Namor termina rindiéndose, podemos inferir que Namora y Attuma se revelarán contra Namor en el futuro por haber mostrado un signo de debilidad como líder de Talokan.
Ironheart
Dominique Thorne hace su debut en esta película como Riri (Ironheart). La actriz interpreta bien su papel de genio geek, sin embargo, no llega a causar el impacto como para llegar a considerarla como una sustituta de Iron Man, al menos en principio. Tendremos que ver cómo evoluciona el personaje.
Uno de los aspectos poco creíbles de esta versión de Ironheart es que nos muestran a una joven de 19 años que no sólo es capaz de crear una máquina para detertar vibranium, sino que también puede crear una armadura inteligente de batalla como lo hubiese hecho el mismo Tony Stark. Esto llega a parece un poco forzado, ya que apenas se está introduciendo al personaje en esta película y no lo hemos visto crecer o ir adquiriendo habilidades como lo experimentamos con el personaje de Iron Man.
¿Quién será el próximo Pantera Negra? Toussaint “T’Challa” Jr.
La escena postcréditos o más bien, a mitad de créditos, nos revela que T’Challa tuvo un hijo que mantuvo en secreto lejos de las presiones del reinado de Wakanda junto a Nakia (Lupita Nyong’o) en Haití.
El nombre haitiano del niño es Toussaint, pero su nombre wakandiano es el príncipe T’Challa, el igual que su padre.
Esta movida le permite a Marvel Studios poder continuar en cualquier salto de 10 años dentro del UCM con un personaje masculino bajo el mismo nombre de T’Challa como Pantera Negra, sin necesidad de haber recasteado al personaje, simplemente pasando el título primero a Shuri temporalmente, mientras T’Challa Jr. tiene la edad sufuciente para convertirse en el próximo Black Panther.
En conclusión, Wakanda Forever es una película cuya mayor relevancia es su aleccionadora moraleja acerca de cómo manejar el dolor. La ley del ojo por ojo sólo termina por dejarnos a todos ciegos. Obviamente, el mayor acierto de esta película está en la introducción de Namor como uno de los personajes antagonistas más memorables de UCM después de Thanos.
También vale la pena destacar la interpretación impecable de Ramonda (Angela Bassett), reina de Wakanda y madre de Shuri y el difunto T’Challa. Ramonda se roba el protagonismo de todas las escenas en las que participa con la majestuosidad con la que abordó al personaje y toda la emotivida del luto que logra transmitir en cada línea del guión por la pérdida de su hijo.
Aún así, Wakanda Forever no llega a competir con el impacto visual y de la trama de la primera entrega. A pesar de tener una carga emotiva muy grande como tributo al actor Chadwick Boseman, la película no es una producción que muestre un potencial como para conquistar nominaciones de la academia. Ya veremos si logra alguna.
Sin duda, esta secuela de Black Panther es lo más sólido de una fase 4 del UCM, seguida de Doctor Strange en el Multiverso de la Locura. Ambas películas a la fecha, se diferencian por 10% tanto en la apreciación de los críticos como de la audiencia en Rotten Tomatoes. Wakanda Forever marca un 84% de los críticos y un 95% de la audiencia, mientras que Doctor Strange 2 se queda con un 74% y un 85% respectivamente.
