Reseña de “Chica Salvaje” de Olivia Newman basada en la novela de Delia Owens
“La Chica Salvaje” es una adaptación estadounidense de la novela de drama y misterio del 2018 escrita por Delia Owens y titulada “Where the Crawdads Sing”. La película es dirigida por Olivia Newman a partir del guion de Lucy Alibar y producida por Reese Witherspoon junto a Lauren Neustadter. El Latinoamérica su titulo fue cambiado a “La Chica Salvaje”, pero el título original de la cinta es igual al de la novela de Owens “Donde Cantan las Langostas”. A continuación, mis impresiones de esta película (advertencia de spoilers).
Una mujer abandonada que se abrió camino al éxito
La película nos relata la historia de Kya Clark, personaje interpretado magistralmente por Daisy Edgar-Jones. Kya es una chica criada en una familia disfuncional con un padre maltratador. Termina siendo abandonada por su madre a la edad de 6 años y más tarde por sus hermanos y su propio padre.
La joven debe aprender a mantenerse con vida por sí misma viviendo en su casa al borde de la marisma. El pueblo la apodó despectivamente “la chica del pantano”, pero en la película lo traducen como “la chica salvaje”.
La trama principal de la cinta inicia con la investigación de la misteriosa muerte del joven citadino, Chase Andrews (Harris Dickinson), quien cae de una torre en las cercanías de la vivienda de Kya, por lo que ella es acusada de homicidio.
Desde este punto, la trama es narrada de forma paralela a la evolución del proceso penal que enfrenta Kya. Podemos explorar su crecimiento ese los años de 1953 hasta 1969. Kya conoce al verdadero amor de su vida a temprana edad, Tate Walker (Taylor John Smith), un joven con ambiciones de crecer profesionalmente estudiando en la universidad. Eventualmente, Tate también abandona a Kya en búsqueda de su sueño de superación. Un duro golpe más que debe enfretar la protagonista y una de las escenas más emotivas que la directora Newman logra proyectar en la pantalla, cuando Kya pasa toda la noche de un 4 de julio a orillas de la playa esperando el prometido reencuentro con Tate.
Esta desilusión amorosa es la que hace que Kya caiga en la manipulación emocional de Chase, un joven que comenzaba a forjarse como un hombre maltratador de mujeres.
A veces una especie debe eliminar a su depredador para sobrevivir
Kya logra tener éxito publicando libros de biología acerca de la fauna de la marisma, un plan que había puesto en marcha gracias al incentivo de Chase. Sin embargo, su mayor reto sería lograr librarse de control enfermizo que quería mantener sobre ella Chase, una vez que fue descubierto como un hombre falso e infiel. Chase se convirtió en una amenaza para la integridad física de Kya, al punto de acosarla diariamente e intentar violarla.
Es por esto que Kya cuadra perfectamente como la principal sospechosa en tener una motivación real en asesinar a Chase. Pero su abogado defiende habilidosamente su caso, demostrando al jurado que Kya tenía realmente una coartada para el momento en el que sucedió el “accidente” que le causaría la muerte a Chase, pues Kya se encontraba en una reunión con los editores de sus libros y un local a fueras del pueblo, al que incluso debía llegar en autobus.
El jurado dicta una sentencia favorable para Kya, declarándola inocente de los cargos.
A partir de ese momento, Kya vive una vida feliz junto a Tate. Envejecen juntos viviendo en la casa al borde de la marisma. Hasta que eventualmente, la muerte toca la puerta de Kya.
Tate la encuentra y desconsolado se ve obligado a continuar con su vida, recordando su gran amor.
El giro final de la adaptación llega justo cuando muestran a Tate guardando las pertenencias de su esposa. Abriendo un diario de biología de Kya en el que explica que algunas especies para sobrevivir deben eliminar a su depredador, seguido de una ilustración de Chase y un espacio recortado para guardar la concha de mar que ella había regalado al difunto.
Queda en evidencia para Tate y la audiencia que Kya sí había sido realmente la autora intelectual y la homicida que tendió una trampa a Chase en la torre para lograr “empujarlo” o hacerle caer de una manera que pudiese parecer un accidente.
Newman deja a la interpretación del espectador el cómo habrá realizado el crimen Kya para librarse del acoso de su “depredador”, Chase. Pero básicamente, nos dejan una versión de los hechos con el discurso del abogado de Kya para convencer al jurado de que era completamente improbable que ella recorriera una distancia tan larga en autobus de madrugada, tan sólo para ir a asesinar a Chase y devolverse rápidamente para llegar a estar en la mañana a tiempo en la reunión con sus editores. Habría sido interesante ver una versión gráfica de este relato del abogado y que no sólo quedara en un diálogo.
En conclusión, “La Chica Salvaje” es una historia de drama y suspenso que se va desarrollando como un rompecabezas de forma asíncrona en tu mente. La película es posible que no sea del agrado de todo público, considerando que es una de esas historias que pueden generar un resentimiento de género, por la abundancia de personajes maltratadores masculinos. Pero eso no debe opacar la crítica fundamental de la obra escrita por Owens que ataca directamente al sistema educativo, las instituciones sociales que cuidan de la integridad familiar y el efecto del bullying que existe entre las personas que viven en un entorno rural por los integrantes de la sociedad provenientes de las áreas urbanas. “No me juzgan a mí, se juzgan ellos mismos”, una afirmación muy acertada que Kya utilizaba al referirse a la manera en la que los citadinos la trataban de forma discriminatoria.
“La Chica Salvaje” de Sony Pictures y Columbia Pictures, es una película protagonizada por Daisy Edgar-Jones, Taylor John Smith, Harris Dickinson, Michael Hyatt, Sterling Macer, Jr. y David Strathairn. La cinta fue estrenada en Estados Unidos el 15 de julio y en Latinoamérica a partir del 1ero de septiembre.
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