Reseña de “Muerte en el Nilo” de Kenneth Branagh: Adaptación que hace justicia a la novela policíaca de Agatha Christie

Kenneth Branagh regresa al género whodunit con “Muerte en el Nilo”, una adaptación de la novela policíaca homónima de la escritora británica Agatha Christie, publicada en 1937. Branagh nuevamente dirige y protagoniza la cinta como el detective Hercule Poirot, personaje que debutó en 2017 con “Asesinato en el Expreso de Oriente”. En esta ocasión con “Muerte en el Nilo”, Branagh logra hilar una historia con un trabajo de escenografía y fotografía prácticamente impecables. Además de una carga mayor de tensión sexual, intriga y suspenso en comparación a su película anterior como Poirot. A continuación, mis impresiones de la película.

La verdad no hay mucho más que decir que no se haya evidenciado en los cortes de la película. En cada escena podrías tomar una fotografía y obtendrías un cuadro perfecto. A nivel de las actuaciones, todas cumplen con las exigencias de sus roles. Gal Gadot como Linnet Ridgeway es deslumbrante, irritante y por momentos incluso cautivadora, un personaje definitivamente con muchas dimensiones que la actriz supo como cubrir a plenitud.

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Branagh nos entrega un Poirot un tanto más endurecido, pero que logra convencernos de ser ese detective sabueso al que no se le escapa ningún detalle, por más que intenten ocultarlo. Sus escenas son reveladoras, como se espera de esta historia, sin embargo, si algo puede llegar a ser un poco incómodo, son algunos diálogos descriptivos que van revelando los acontecimiento quizá a una velocidad demasiado rápida para que se pueda apreciar la sorpresa de la revelación en sí misma. Viéndolo desde ese punto de vista, las revelaciones de los crímines reposan demasiado en los diálogos en primer plano y el off de Poirot y no tanto como uno quisiera en escenas visualmente intrigantes que luego cobren un sentido explícito.

Si quedara una sola cosa por señalar como mi aspecto favorito de esta película, sería la interpretación magistral de Emma Mackey como Jacqueline de Bellefort, la actriz de apenas 26 años logra posicionarse en el escenario a la altura de Gal Gadot sin llegar a ser opacada por su atractivo y talento histriónico. Por el contrario, es Mackey quien sobresale en cada escena en la que aparece, entregándonos un personaje encantador con el que la audiencia puede sentir total empatía, para luego transformarse en una acosadora amenazante que desata el terror sólo con su presencia. La locura de Mackey perdidamente enamorada de Simon Doyle, interpretado por Armie Hammer, se puede experimentar a flor de piel con cada uno de los diálogos en los que la actriz interactúa con el personaje del detective Poirot.

En conclusión, “Muerte en el Nilo” es una película que hace justicia a la novela policíaca de Agatha Christie, y al mismo tiempo, nos entrega una pieza artísticamente bien pulida que siembra en la audiencia esos deseos intrísecos por ver más de las aventuras de Poirot, quien al final de la cinta parece quitarse su característico bigote en señal de aceptación propia. Esperemos que para una próxima entrega podamos verlo con un nuevo bigote que es un sello distintivo del célebre detective.