Reseña del film “Joker” (Guasón) de Todd Phillips: ¿Es Joaquin Phoenix el mejor Joker de todos?
Todd Phillips logra revolucionar el género de las películas basadas en los cómics con su historia de origen del Guasón. “Joker” es un drama crudo que retrata los intentos fallidos de aceptación que sufre un personaje con profundos problemas psicológicos en una sociedad hipócrita que aparentemente le apoya. En ese sentido Gotham se convierte en una crítica político-social, en una metáfora que podría aplicar en muchos aspectos de la actualidad. Pero hay una pregunta que todos se están haciendo: ¿Logra la interpretación del Joker de Joaquin Phoenix superar a la de Jack Nicholson, Heath Ledger y Jared Leto? A continuación, mis impresiones de la película y de la gran actuación de Phoenix como el archienemigo de Batman (advertencia de spoilers).
Primero que nada, debo decir que todos en Warner Bros. Pictures deben estar saltando en una sola pierna. Ya que el director Phillips logró su cometido con “Joker”, entregarnos un film que nunca podría hacer Marvel Studios.
Desde que la película comienza, tienes la sensación que estás viendo algo diferente, que no se trata de una película más de superhéroes y villanos a las que estamos acostumbrados. En esta adaptación podemos realmente sentir emociones intensas sin necesidad de ver grandes explosiones y efectos especiales. En su lugar, Phillps nos bombardea con los primerísimos primeros planos de Phoenix y otros personajes en momentos cruciales de la trama.
Arthur Fleck (Phoenix) es un personaje enfermo, medicado y bajo tratamiento psiquiátrico rutinario. Una persona sumisa con un trastorno de risa involuntaria incontrolable (afección seudobulbar) que siente que nunca ha tenido un día feliz en su vida y que por supuesto, nunca ha tenido la oportunidad de sentir el control o la influencia de sus acciones sobre terceros. Su psicosis se descarrilla cuando el gobierno cancela la ayuda social con la que recibe tratamiento psiquiátrico y pierde la continuidad de su medicación.
La vida de Arthur es literalmente golpeada sin tregua. Arrinconando al personaje contra la pared. Dejando que sus instintos violentos fluyan en venganza contra tres hombres que le golpeaban brutalmente por confundir su síndrome de incontinencia afectiva o afección seudobulbar con una burla. Es justo cuando Arthur asesina por primera vez que experimenta la sensación de poder en su vida.
Hasta ese punto, la película te lleva de la mano al lado de Arthur, haciéndote sentir identificado con el personaje, e incluso justificando sus primeras acciones violentas de asesinato como una posible defensa propia. Es quizá por ello que a algunas personas les pueda parecer que la trama incentiva a la violencia, pero no es más que el efecto de empatía que todos sentimos con un personaje que hasta ese punto sólo ha sufrido maltratos mientras intenta llevar una vida digna. Así que no tiene ningún sentido acusar este film de Phillips como una campaña en pro de la violencia.
Lo cierto es que poco a poco, la psicosis y las alucinaciones de Arthur van empeorando, llevándolo a convertirse en un hombre seguro de sí mismo al que no le importan las consecuencias de sus actos, sólo hace lo que siente que debe hacer y toma la justicia por su mano si así lo considera necesario.
El punto de no retorno es cuando Arthur decide asesinar a su madre adoptiva cuando descubre que ella le mintió toda su vida. Su madre fue una mujer mentalmente enferma quien también sufría de alucinaciones y se creyó haber quedado embarazada de Thomas Wayne, cuando en realidad había adoptado a Arthur y lo maltrató o dejó que abusarán de él físicamente desde niño, lo que le trajo como consecuencia su afección seudobulbar.
Ya para este tercer acto de la película es prácticamente imposible sentirse identificado con un Arthur entregado a su delirio de grandeza y desborde de violencia. Básicamente, ha dejado de ser Arthur y se ha convertido en el Guasón.
La actuación de Phoenix es sencillamente alucinante. Realmente nos hace sentir y padecer la psicopatía del personaje en cada diálogo, gesto y movimiento en escena. Su risa es una cicatriz mental que te llevarás a casa. Es una risa a carcajadas descontrolada e involuntaria que se vuelve dolorosa e insoportable. Un completo acierto para esta adaptación del personaje.
Debo decir que esta historia de origen del Joker me ha gustado enormemente por el gran trabajo de Phoenix. Sin embargo, siento que esta versión del Joker tiene un origen en un resentimiento contra la sociedad, distanciándolo un poco de esa personalidad del Joker egocéntrica que no sufre por su locura, sino que la disfruta morbosamente.
Sí hay algo de disfrute de Arhur al momento de convertirse en Joker, como lo podemos ver al bajar las escaleras alegremente (las que siempre subía con gran pesadez al principio), celebrando su locura. Me habría gustado ver un poco más de esa parte del personaje sumergido en su psicosis y disfrutándola, para equilibrar todo el tiempo que le vimos sumiso y resentido en pantalla. De hecho, me quedé esperando que en algún momento Arthur comenzara a reir descontroladamente y que no pudiéramos saber si de verdad estaba riendo naturalmente o estaba teniendo una crisis de su condición. Ese hubiese sido un momento cumbre, ya que su trastorno se habría entonces también convertido en su fortaleza como lo es en el personaje que conocemos de los cómics.
En mi humilde opinión, Phoenix tiene asegurada al menos una nominación a los premios de la academia como mejor actor por su versión del Joker, con grandes oportunidades de ganarlo.
La interpretación de Phoenix obviamente opaca por completo a la de Jared Leto, quien prácticamente no tuvo casi minutos en pantalla en Suicide Squad, pero que la mayoría de las personas odió, empezando por su aspecto exagerado y tonto. Este Joker es completamente olvidable.
Ahora, tendría más sentido si la comparamos contra la interpretación magistral de Heath Ledger, quien nos entregó el mejor Joker caótico y anarquista que hemos podido ver gracias a Christopher Nolan. Sin embargo, el Joker de Phoenix tiene mayor profundidad al tener una historia de origen que contar (aunque continúe siendo un misterio quiénes sean sus padres y su nombre de nacimiento). Por eso yo no diría que hay que elegir entre uno u otro, son interpretaciones magistrales ambas.
Por último, nos queda Jack Nicholson, quien nos entregó al Joker mafioso y caricaturesco que no podremos olvidar de la película de Tim Burton. Esta es también una interpretación del villano excepcional, pero que carece del drama, la psicosis y la violencia de las versiones de Nolan y Phillips. Cosa que le deja en un lugar privilegiado entre los tres mejores Jokers de la historia junto a Ledger y Phoenix.
En conclusión, “Joker” es una gran película que eleva el nivel del género de superhéroes y villanos. Ya nadie verá del mismo modo las historias basadas en cómics. Es cierto que es una película cruda y violenta, pero no es lo más violento que se ha visto pasar por la pantalla grande (que lo diga Quentin Tarantino). Posiblemente, lo más brillante de este film es que nos deja un final abierto en el que podemos cuestionarnos qué cosas de todo lo que vimos habrán sido realidad o habrán sido parte de las alucinaciones de Arthur, como lo fue su relación con su vecina.
Phillips ha dejado claro que al personaje de Joker no le hace falta Batman en la trama para tener una buena película.